Rusia y Ucrania han extendido un acuerdo histórico que permite la exportación de granos a países de África, Medio Oriente y Asia, donde la escasez de alimentos y los altos precios han aumentado la pobreza y la inseguridad alimentaria. Este acuerdo fue firmado originalmente después de que Rusia invadió a Ucrania hace más de un año y ha sido renovado dos veces desde entonces.
La extensión del acuerdo fue anunciada por Naciones Unidas y el presidente turco Recep Tayyip Erdogan, aunque la duración exacta no ha sido confirmada. La ONU, Turquía y Ucrania habían abogado por una extensión de 120 días, mientras que Rusia solo estuvo dispuesta a aceptar 60 días.
Rusia y Ucrania son importantes productores de trigo, cebada, aceite de girasol y otros productos alimentarios que son vitales para las naciones en desarrollo. El trastorno de los envíos de granos debido a la guerra ha contribuido a una crisis alimentaria global, agravada por la pandemia de COVID-19, las sequías y otros factores climáticos.
La iniciativa ha sido fundamental para reducir los precios y estabilizar los mercados, según el vocero del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres. En total, se han enviado 25 millones de toneladas métricas de granos y alimentos a 45 países.
Aunque Rusia ha denunciado que sus exportaciones de fertilizantes no están llegando a los mercados globales, lo que ha sido un problema desde que el acuerdo entró en vigor en agosto, el acuerdo ha sido considerado un éxito en la lucha contra la crisis alimentaria global.
La extensión del acuerdo es una buena noticia para los países en desarrollo que dependen de los granos y alimentos exportados por Rusia y Ucrania. Sin embargo, la situación sigue siendo tensa entre los dos países, con Rusia enfrentando una orden de arresto emitida por el Tribunal Penal Internacional contra su presidente, Vladimir Putin, y continúa la violencia en la región.