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Periodistas rememoran la cobertura de aquel 18 de abril y lo que vino después…

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A cuatro años del estallido, tres comunicadores y un reportero gráfico cuentan dónde se encontraban ese día, lo que vivieron durante las coberturas y lo que ha sido ejercer la profesión en medio del asedio policial

“No ha sido fácil ejercer la profesión” … con eso coinciden todos. La muerte del periodista Ángel Gahona es un hecho que caló y golpeó a todo el gremio periodístico en Nicaragua, así como todos los nicaragüenses asesinados por el régimen y cada uno de los presos encarcelados injustamente, pero… en vez de bajar la guardia, esto les ha dado más fuerza para seguir luchando porque prevalezca la verdad y la justicia.

Óscar Navarrete, reconocido y respetado reportero gráfico del diario La Prensa, cuenta que ese 18 de abril, día del estallido social, él se encontraba fuera de Managua en otra misión, pero le tocó dar coberturas a varias de las marchas, piquetes y protestas, capturando los momentos más duros de la represión, donde además le tocó sortear su vida.

“Ese día (18 de abril) andaba con Monseñor Rolando Álvarez que hizo su última visita a una comunidad de Waslala, íbamos montados en bestias y oyendo las noticias en el camino, después que salimos de la montaña y ya en el carro, igual íbamos escuchando todo, venimos a Managua como a las 7:00 p.m. Al día siguiente (19 de abril) estuve en la Universidad Agraria y en la tarde viajé a Chinandega que tenía un compromiso con la Fundación Coen”, relata.

Al día siguiente, el 20 de abril, amaneció en Chinandega y ahí “me agarró caliente la cosa”, por lo que tuvo que moverse de un hotel a otro hotel, “por seguridad nos sacaron la gente de la fundación con los médicos, salimos de madrugada hacia Managua, recuerdo que estaba en el segundo piso del hotel y prácticamente estaba en palco, tirándome todo, viéndolo todo, viendo los enfrentamientos, a los paramilitares y a los chavalos”, recuerda. 

Recetaron balas, asaltaron y reprimieron

Durante las coberturas de abril 2018, y las que vinieron después, muchos periodistas, fotógrafos y camarógrafos fueron víctimas de los fanáticos y la policía afín al gobierno, que sin temblarle el pulso, a como dicen los nicaragüenses, repartieron balas por doquier, robaron, arrebataron equipos de trabajo a los diferentes medios de comunicación.

Una de las asaltadas durante las coberturas de abril fue la periodista Melissa Aguilera Montiel, para entonces laboraba en Canal 23, y a quienes las turbas orteguistas le robaron, ese 18 de abril, su teléfono celular mientras cubría y grababa una protesta en Camino de Oriente. 

“Recuerdo que llegué con mi camarógrafo a cubrir el plantón que estaban haciendo los estudiantes y cuando íbamos por el Teresiano vimos a las turbas de motorizados que estaban parqueados cerca de la marginal del banco Lafise, seguro esperando órdenes para atacar. El punto es que cuando llegamos, tal vez los estudiantes tenían como cinco minutos de haber iniciado su protesta, yo estaba grabando con el celular, de pronto veo que se vienen los motorizados a atacar a toda la gente que estaba ahí, a golpear con tubos. Mientras yo grababa me agarró un tipo por la espalda y me arrebató el celular, se montó de pasajero en una moto y no recuerdo más de eso exactamente…”, lamenta la reportera.

Aguilera Montiel menciona que cuando vio que las turbas de la Juventud Sandinista no respetaban sexo ni edad al golpear a la gente sintió miedo e impotencia, por lo que decidió meterse en una farmacia junto con otras personas, que se fueron a refugiar y grabó desde adentro con su celular personal, porque el robado fue el corporativo. 

“Se me salieron las lágrimas, pero de impotencia, al ver lo que estaba pasando y saber que no podía hacer nada. A una muchacha le arañaron los brazos para robarle su celular, pero ella no se dejó. Eso fue horrible, mirabas cómo golpeaban sin piedad. Perdí de vista a mi camarógrafo, luego traté de comunicarme con él, pero como no pude salí cuando ya vi “medio seguro”. Lo encontré y ví que tenía una herida en la mano que ameritó puntadas. Me relevó otro equipo, pero eso fue horrible, ver que nadie de la Policía llegaba a hacer nada porque solo defienden esas lacras. La mayoría de los que estaban protestando era gente joven, estudiantes y la gente que pasaba en vehículos pitando en apoyo a los muchachos”, añade la joven periodista.

A cuatro años del estallido

Al consultarle a Navarrete ¿cuál es su sentir a cuatro años del estallido social?, refiere que “Nicaragua sigue exigiendo justicia. Eso vino a marcar un antes y un después en nuestro país; hay que recordar también que hubo un levantamiento en el 2008, pero no es nada parecido a lo que pasó en el 2018, habiendo tantas personas fallecidas, tanta represión y eso nos ha llevado hasta hoy haciendo silencio porque no podemos manifestarnos ni siquiera en las redes, porque ya vienen, caes en el radar de ellos y ya sabes que te espera El Chipote”.

Para Aguilera Montiel, lo vivido aún está a flor de piel. “Trato de mantener la calma y a veces hasta evitar leer algunas cosas porque antes que todo está la salud mental, pero en nuestro trabajo es bastante difícil desligarse. Cuando llegan estas fechas y veo los videos de la masacre, el dolor de las madres, es inevitable que no me de ira, impotencia, tristeza, son sentimientos encontrados. A veces pierdo las esperanzas y me digo ¿cuánto más vamos a estar bajo este régimen?… porque como que no veo una luz al final del túnel. Solo espero que pronto ésto tenga una solución porque en este país cada vez están más cerrados los espacios para expresarse libremente, no podes porque para todo te recetan asedio o cárcel y ahora peor que ya ni tenemos un organismo de derechos humanos nacional que sea confiable”.

El 19 de abril le tocó cubrir otra protesta, pero esta vez en la UNI, ahí vio con sus propios ojos como los oficiales de la Dirección de Operaciones Especiales de la Policía tiraban bombas lacrimógenas a los chavalos y como ellos se defendían sólo con piedras porque era lo que tenían a la mano.

Más tarde le tocó ir a la Upoli donde había un plantón pacífico, “algunos chavalos estaban con pancartas y gritaban consignas. Inicialmente había como tres policías cerca de la entrada a la Upoli, así estuvo un rato tranquilo, pero luego vimos cómo se dejó venir una manada de los de la DOEP por el lado de los semáforos de la colonia Rafaela Herrera, avanzaron lanzando bombas lacrimógenas. Los chavalos empezaron a correr y a tirar piedras, era con lo único que se defendían”, dice. 

La periodista recuerda que hubo quema de llantas también en señal de protesta en ese momento. Después se tuvo que retirar porque debía pasar su reporte en el noticiero, posteriormente se enteró del primer fallecido en ese lugar. “Cubrí en varias ocasiones por el lado de Metrocentro, alcancé a sentir el gas lacrimógeno y eso es feo, arden los ojos y la cara, pero gracias a Dios no me alcanzó como a otros chavalos que se veían desesperados al querer respirar. Una vez también me quedé encerrada en el parqueo del banco Lafise en un plantón y la policía disparó sin clemencia, se podían escuchar las balas cuando pasaban cerca de nosotros no nos quedó más que agacharnos para resguardarnos”, cuenta Aguilera Montiel.

Por su parte el periodista Wilih Narváez, que para entonces laboraba para el Diario HOY, cubría el área de sucesos y recuerda que ese día estaba encerrado en la redacción, a él le tocó cubrir una de las marchas de los campesinos.

Por su parte el periodista Wilih Narváez, que para entonces laboraba para el Diario HOY, cubría el área de sucesos y recuerda que ese día estaba encerrado en la redacción, a él le tocó cubrir una de las marchas de los campesinos.

A cuatro años del estallido social, Narváez sólo puede decir que siente impotencia, “porque vemos como impera la impunidad, el exilio, los generadores de opinión detenidos o en silencio por temor, la verdad da decepción Nicaragua, son cuatro años donde nuestro país sólo se destaca por malas noticias. Completamente cercenados los derechos civiles y de libertad de prensa”.

Al consultarle cómo valora esta lucha como periodista, en cuanto a cobertura, ésto por el asedio del gobierno que no ha dejado ejercer su labor a los periodistas independientes, Narváez, dice “yo creo que ha sido sortear el peligro, principalmente, el aprender a convivir con ese hostigamiento en cada cobertura, que te estén amenazando, tomando fotos, difamando en las redes sociales, pero aún así a duras penas se logra llevar la información. A veces los retenes policiales te detienen por varios minutos, es una cosa terrible. Creo que no hay la mínima seguridad para los periodistas en Nicaragua, el objetivo de esta gente de intimidar es para que uno se vaya del país o te tengas que aburrir y que por un asunto de seguridad no sigas ejerciendo tu profesión. El régimen apunta a silenciarnos completamente, oportunidades laborales no hay, ¿cuántos medios de comunicación han cerrado?, decenas de periodistas desempleados, colegas que se están dedicando a otras cosas y la mayoría fuera del país”, manifiesta.

¿Qué hacían aquel 18 de abril del 2018? 

Gerald Chávez, periodista y cofundador de Nicaragua Actual, posteó a propósito del estallido de abril, que ese día (18 de abril) salía del canal para el que laboraba y luego le tocó buscar un medio de transporte para llegar a su casa. “Una mujer me dio raid junto a otras personas, desde el 7 Sur hasta Diriamba. Llegué a la medianoche”, escribió desde su cuenta en Facebook.

Este joven periodista inició las coberturas de las protestas de Nicaragua, desde que se dio el incendio en la Reserva Biológica Indio Maíz, a inicios de abril del 2018. “Me asignaron de VosTV para cubrir el incendio, iba con mi equipo de trabajo y estando en El Castillo, Río San Juan, la Policía y el Ejército nos retuvo, nos quitaron la cédula y no nos dejaron seguir hacia San Juan de Nicaragua, entonces desde ahí empezó el tema de la cobertura, hicimos varias transmisiones en vivo a través del Facebook de VosTV en El Castillo denunciando la violación de la que habíamos sido víctima por parte de la Policía y el Ejército”, relata.

A dos días de lo ocurrido este mismo equipo fue retenido y los regresaron hacia San Carlos. Chávez y el camarógrafo intentaron viajar por aire, solo con un teléfono y un micrófono y la Policía les impidió que viajaran. “La Policía nos quitó la cédula, no pudimos viajar, se perdieron los boletos porque ya había una orden de que nosotros no podíamos viajar hacia el incendio y nos bajaron de la avioneta prácticamente”, rememora. 

Ya en Managua a Chávez le asignaron cubrir, el 18 de abril, las protestas de Camino de Oriente “fui testigo de lo que pasó ahí, como la violencia a través de los aparatos represores de Ortega golpearon a los manifestantes, robaron equipos a periodistas y empezó la crisis. Cubrí las protestas hasta las 10 de la noche”.

El 19 de abril le tocó dar cobertura a una primera protesta que se dio en la UCA y luego en la Universidad Nacional Agraria. “Yo cubrí todo el día la Agraria, ese día la Policía nos lanzó bombas lacrimógenas a los periodistas que estábamos ahí y fuimos testigos de la represión de antimotines disparando balines. También nos dispararon a nosotros y ahí fue donde los primeros chavalos resultaron con los ojos ‘vaciados’ como se conoce y resultaron algunos heridos, obtuvimos las denuncias de algunos maestros que estaban rechazando la violencia estatal contra los estudiantes”.

Sobre muerte de Gahona

“Lamentablemente Gahona murió como decimos con las botas puestas, ejerciendo su labor como periodista, igual nos pudo haber tocado a cualquiera de nosotros, es triste ser una cifra más o un periodista mártir, esas cosas no deberían de existir en las democracias modernas ni en los tiempos que vivimos, en gobiernos modernos, de paz, en gobiernos “dizque democráticos”, porque ya ejercer periodismo aquí en Nicaragua es como un delito, una cámara se convierte en una arma. Creo que fue una baja muy sensible en el periodismo, un hecho muy lamentable y lo peor es que sus verdaderos asesinos están libres”, manifiesta el reportero gráfico Oscar Navarrete. 

Para Gerald Chávez, la muerte de Ángel Gahona “representa el temor que tiene la dictadura de Ortega a la prensa independiente, a los periodistas, muestra de ello, es la encarcelación de Lucia Pineda, Miguel Mora, el robo descarado de las instalaciones de 100% Noticias, Confidencial, la quema de Radio Darío, la judicialización a los colegas el año pasado; las citatorias a la Fiscalía General de la República. Todo ésto representa que el régimen odia el periodismo, no le gusta que evidenciemos, a nosotros nos atacan porque hemos dicho la verdad, hemos sido transparentes, la muerte de Gahona demuestra que existe y prevalece la impunidad, exigimos que se investigue quién lo asesinó, él solo hacía su trabajo y a cualquier periodista le pudo pasar esto, sabemos que la policía disparaba, lo vimos, lo documentamos…”.

Para Navarrete han pasado cuatro años sin que haya justicia, al igual que los más de 300 asesinatos, “el crimen contra Gahona fue un claro mensaje para la prensa independiente de Nicaragua, de lo que se venía, que son capaces de matar al tercer día de la protesta a un periodista, han sido capaces de cerrar medios de comunicación, de encarcelar a periodistas, de mandarlos al exilio y el discurso de odio de la pareja de gobernantes continúa estigmatizando el trabajo de los periodistas, que por el simple hecho de informar los encasilla como opositores”, sostiene el periodista, quien en una ocasión fue golpeado por los antimotines durante un piquete y una protesta. La primera vez, el 23 de enero de 2020 y la segunda el 25 febrero de ese mismo año.

Acerca del exilio forzado

Sobre el exilio de muchos colegas, Navarrete manifiesta que es una decisión muy personal, “respeto la opinión y la decisión de cada uno de mis colegas, es duro, la gente no se lo toma como vacaciones, estás privado de tu familia, de tu patria, privado de necesidades básicas como alimentos, alojamiento. Es duro empezar de cero, yo ya he vivido en otros países de forma legal y ahora imagínate como indocumentado o en calidad de asilado político, creo que es muy duro. Nuestros colegas periodistas en el exilio se han convertido en nuestra voz, ellos alzan la voz más por nosotros porque ellos no pueden tener ningún problema al firmar o tuitear, o poner algo en sus redes, en cambio nosotros sí, Aún así lo estamos haciendo, seguimos luchando como periodistas, estamos desde aquí adentro, corremos muchos más riesgos, es obvio, es natural, pero estamos trabajando siempre bajo el anonimato, creo que es duro el exilio y ojalá  Dios quiera pronto todos nuestros colegas regresen al país”.

Para Gerald Chávez, hay una situación que todavía no se borra de su mente, “han pasado cuatro años y siempre lo recuerdo, es un momento vivo que tengo de la situación que pasó, de las violaciones de derechos humanos y también en algunos momentos mi familia fue víctima de agresiones por mi trabajo como periodista. Son cosas que no se olvidan y que siempre están presentes. Hay que seguir denunciando con más fuerza, con mayor voz la situación de Nicaragua porque merece cosas mejores. Merecemos que vivamos en libertad, en democracia y en democracia significa que nuestro trabajo va a ser respetado y también se va a respetar la opinión de los demás”.  

Así mismo cataloga estos cuatro años como muy duros, con más de 350 personas asesinadas y sin justicia, presos políticos, más de 100 mil exiliados en los que él se incluye. 

“Por hacer mi trabajo, por denunciar y evidenciar… La represión llegó a mí en una ocasión, el 14 de agosto del 2018, fanáticos del régimen pintaron las paredes de la casa de mi familia, donde yo vivía, pusieron las palabras Plomo, FSLN y No olvidamos. Obviamente una amenaza clara de lo que son capaces los sandinistas, yo no soy el único caso, hay más periodistas, sé que en Nicaragua nadie está seguro. En mi caso estoy fuera del país, haciendo lo que me gusta, haciendo periodismo, pero estos cuatro años han sido difíciles porque nos ha tocado emprender, empezar de cero, sin recursos y cuatro años que han sido un gran avance, seguir informando, seguir evidenciando”, dice Chávez.

Agrega que “estando acá en Costa Rica, las amenazas no se han detenido, en julio del 2020 los fanáticos sandinistas enviaron una amenaza de muerte a mi mamá. Las amenazas siempre están ahí, pero cada quien es dueño de su propio miedo, yo sé que mi familia tiene miedo y yo también, me da miedo que toquen a mi familia pero yo tengo la convicción de que yo voy a seguir haciendo periodismo. Pasamos más de tres años sin recursos, sobreviviendo para informar, para hacer periodismo en Nicaragua Actual y ya tenemos tres años de tener un medio digital con una amplia audiencia… siento que vale la pena seguir evidenciando lo que pasa en Nicaragua, de que pronto tengamos democracia, justicia y libertad…”, apunta Chávez.

“Estar en el exilio ha sido una nueva experiencia, hemos sacrificado nuestro hogar, nuestra cama, nuestra comida, nuestros padres, en lo particular hemos vivido duelos a la distancia, falleció mi mejor amiga en Nicaragua y no pude estar allá, falleció mi abuela, entonces ha sido un gran sacrificio estar aquí…ya estoy un poco adaptado en Costa Rica pero todos los días, si tuviera la oportunidad de volver yo lo haría”, confesó el joven caraceño.

Una profesión bajo riesgo

“Como fotoperiodista tenemos que aguantar y resistir, así cómo hemos registrado las cosas dolorosas, igual se van a registrar las cosas buenas cuando se den los cambios. Es cuestión de tener paciencia, creo que nada es eterno y ojalá venga pronto la paz, que es lo que todos anhelamos, tener una Nicaragua en soberana paz y democracia auténtica”, añora Navarrete. 

El reportero gráfico manifiesta que, por su profesión y trayectoria de 38 años, le ha tocado estar en varias actividades o eventos donde el riesgo es latente. Cubrió la guerra de los años 80, la asonada de los años 90, desastres naturales, los levantamientos del 2008 y los del 2018. 

“Siempre he dicho que me gustaría ser un fotógrafo en tiempos de paz, creo que hay muchas cosas propositivas y buenas que hacer por tu país, sobre todo Nicaragua es un país tan bello en la parte turística, pero siempre tenemos que exponer postales muy dolorosas. Cubrí la guerra de los años 80 y después esta guerra, yo creía que las cosas no se iban a repetir, se repitieron y de una forma peor”, expone Óscar.

Sobre la seguridad hacia los periodistas y ciudadanos expresa que “este es el único país del mundo donde los policías en vez de garantizar tus derechos ciudadanos y protegerte, lo que hacen más bien es reprimirte, desaparecerte, agredirte, eso es lo más ilógico que solo acá en Nicaragua puede sucederte, estoy vivo gracias a la obra de Dios, porque Él tiene un propósito para cada uno de nosotros”, señala el fotoperiodista.

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Recuerda las marchas como que hubiesen sido ayer. “Claro que estuve en peligro, en una marcha un paramilitar me puso una pistola 9 mm en la sien, en otra me vapulearon unos policías antimotines y fuera de eso, el año pasado todavía anduve en una actividad en la que la policía rodeó los vehículos de los periodistas y como que fuéramos narcotraficantes nos montaron los fusiles”, agrega.

Por su parte Melissa Aguilera Montiel, asegura que para el periodismo independiente ha sido difícil ejercer su trabajo. “Expuestos a que te tomen fotos cuando cubrías eventos de la oposición, a que te pidan todos tus datos, números de cédula, apuntaban placas de los carros en los que andábamos. Si había plantón tenías que correr para que la policía no te agarrara y si te agarraban te golpeaban. No podías ni podés hacer tu trabajo con libertad, eso ya no existe en este país. Ahora hasta debes ser cuidadoso con lo que publicás en tus redes. Es cierto que hay periodistas más fichados que otros, pero el querer callarnos a todos es lo que ellos desean. Uno muchas veces tiene que limitarse porque no querés ir preso solo por vivir publicando en redes acciones con las que no estás de acuerdo”, dice la joven.

Una de las coberturas que más tocó el sentir de Gerald Chávez fue la Marcha de las Madres: “Vi a varios chavalos asesinados, ensangrentados, la gente corriendo, mi camarógrafo se me corrió ese día, no sé dónde se fue y yo quedé grabando con mi teléfono mientras las turbas y los paramilitares disparaban desde el Estadio Nacional Dennis Martínez. Fue un día que pensé que algo iba a pasar conmigo, gracias a Dios no pasó nada, pero fue el día que sentí más temor porque yo estaba cerca donde sacaban a los muchachos heridos por el sector de la UNI”, relata con dolor el periodista.

Esler Sobalvarro
Esler Sobalvarrohttp://portavozciudadano.com
Esler Jardiel Sobalvarro Leiva es un emprendedor nicaragüense con experiencia en liderazgo sociopolítico y empresarial. Es fundador de Enlace Comercial LLC en Miami y trabajó como miembro del Comité de Asesoría de la Juventud de la Embajada de Estados Unidos en Nicaragua. Actualmente, es el presidente del periódico en línea portavozciudadano.com y defiende los derechos de libertad pública, la democracia y elecciones justas y transparentes en Nicaragua.
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