El presidente de El Salvador, Nayib Bukele descartó este viernes aprobar en El Salvador el aborto, el matrimonio igualitario y la eutanasia en unas controversiales reformas a la Constitución Política que está impulsando y donde pretende extender a seis años la gestión presidencial, luego que la Corte Judicial en semanas recientes dio luz verde a una posible reelección del mandatario salvadoreño.
Bukele recibió ayer el proyecto de reforma constitucional, que fue preparado, según el mandatario, por el vicepresidente de ese país y adonde asegura no ha tenido ninguna participación directa en la elaboración de el mismo, el cual prometió revisar artículo por artículo, en cuyo proceso se comprometió a proteger el relacionado con el derecho a la vida.
En su cuenta de Facebook, el mandatario dijo: «Ustedes me conocen desde hace muchos años y saben que no propondría ninguna de esas cosas, por más presiones internacionales que tenga».
El controversial mandatario acusó a la oposición de su país de montar «una campaña sucia» , en la que vendió de que en El Salvador se iban a autorizar los tres espinosos temas, lo que ha impactado a una sociedad altamente conservadora. Para Bukele detrás de la misma lo que existe es un miedo a que la oposición ve amenazado un sistema de privilegios «del que siempre ha gozado».
«Pero la campaña es fuerte e incluso alguna gente buena, que tal vez se preocupa de verdad, cayó presa de los engaños y ha dicho que si bien la propuesta no incluye y ni siquiera menciona esos temas, si pudiera prestarse a interpretaciones en un futuro y abrir la puerta para su adopción», dijo.
«He decidido, para que no quede ninguna duda, no proponer ningún tipo de reforma a ningún artículo que tenga que ver con el derecho a la vida (desde el momento de la concepción), con el matrimonio (manteniendo únicamente el diseño original, un hombre y una mujer) o con la eutanasia», afirmó.
En contraposición, Bukele dijo que la reforma se enfocará «una Constitución que garantice el derecho al agua, al aire limpio, a la educación de calidad, a la salud (por muy caro que sea el tratamiento), a la vivienda, al acceso a Internet (¿por qué no?), a la inclusión financiera, a créditos sin usura, a la seguridad, a la alimentación, a un salario justo y a una pensión digna».
«Una Constitución que obligue a cualquier Gobierno futuro a invertir en salud, educación, acceso a la tecnología, que proteja el medio ambiente, que limpie y mantenga limpios nuestros ríos y playas y a que no puedan destruir lo que queda de nuestros bosques», afirmó.
Y agregó: «Una Constitución que permita la participación de la población en la toma de decisiones y que les dé verdaderos derechos políticos, algo que actualmente no tienen».
«Una Constitución que nos lleve al futuro, pero manteniendo siempre nuestros principios y nuestra fe en Dios, como la fuerza que guía todas nuestras acciones», enfatizó.
No obstante, Bukele no se pronunció sobre otros aspectos polémicos en la reforma como la inclusión del referéndum y la revocatoria de mandato, así como extender el periodo presidencial a 6 años.
En total, el Gobierno de Bukele busca hacer 216 modificaciones a los 274 artículos de la Constitución vigente, “182 son reformas puntuales a artículos (de los cuales 147 corresponden a nuevos contenidos y 35 a mejora en la redacción), de igual forma 7 son nuevos artículos incorporados, 8 son sustituciones de otros artículos y 19 son derogatorias de artículos”.
Bukele, que en un principio de su mandato arrasó en popularidad tanto dentro y fuera de El Salvador, ahora es visto con recelo en el exterior debido a sus tintes autoritarios, lo que ha preocupado a Estados Unidos. Algunos analistas creen que ha desmontado el sistema institucional de su país más rápido, incluso, que Hugo Chávez.
