Seguimos sosteniendo con firmeza cívica: elecciones de verdad si, elecciones de mentira no. Necesitamos unos sufragios que se celebren en condiciones que lleven al perdedor a reconocer el resultado.
Por: Fanor Avendaño Soza
Respetados miembros del comité organizador de este trascendental evento, muy acertadamente denominado Foro “Fortaleciendo la Convivencia” en saludo al bicentenario de la Independencia.
Señoras y señores empresarios y profesionales miembros de este foro
Invitados especiales y medios de comunicación.
En primer lugar, decirles que es un honor para mí estar compartiendo este esfuerzo por esta Nicaragua posible, por esta Nicaragua de todas y todos.
Me emociona de gran manera expresarles que en este magno evento lo esperábamos compartir con Nuestro amigo y maestro Doctor Ricardo Acevedo Peralta a quien se le presentaron problemas familiares, él nos iba a ilustrar con el tema de Cien Años Perdidos en donde haría referencia del capítulo V del libro escrito por su abuelo, y expresidente del hermano pueblo de El Salvador, Doctor José María Peralta. Desde este auditorio enviamos nuestras muestras de aprecio al maestro Acevedo Peralta y esperamos verle pronto.
Cuando mis apreciados amigos Alejandro Bolaños y Ricardo Meléndez me plantearon esta agradable misión de dirigirme a ustedes para hacer estas reflexiones sobre el 200 aniversario de la independencia, lo primero que meditaba es cómo relacionar este hecho histórico con los nuevos tiempos y la real necesidad que lo tratáramos con el correspondiente espíritu de la verdad.
A doscientos años de la denominada independencia, nos encontramos en la compleja y dramática situación de primero aprender a asimilar la mágica palabra “concertación», y es que tenemos, en la sociedad nicaragüense la gran cualidad de compartir, pero nos disminuye la cultura de concertar.
No iré largo en lo primero (lo de compartir), como referente inmediato tenemos los dramáticos efectos de los dos últimos huracanes y la pandemia del Covid19 donde evidenciamos nuestra bondad y disposición de estar en hermandad y solidaridad, independientemente de quien sea la persona. Pero, para concertar y llegar a acuerdos en torno a diferencias superables, en la negación de la negación, lo evidenciamos recorriendo la historia de doscientos años, y, nos encontramos con confrontaciones, guerras civiles, revoluciones y con más de 25 textos de constituciones políticas.
En doscientos años, la sociedad nicaragüense, conoció personalidades extraordinarias como Rubén Darío, José Dolores Estrada, Augusto C. Sandino, Pedro Joaquín Chamorro y Carlos Fonseca, entre otros, héroes y estandartes que fomentaron desde su línea política e ideológica el espíritu de independencia, mas no pudieron establecer un espíritu común de nación y el legado de cada uno de ellos, hoy desde cada perspectiva respetando las diferencia y los tiempos podemos retomarlo en un concepto común de cultura de paz.
No es menos importante resaltar el legado de dos héroes socialcristianos como fueron Manolo Morales y Lidia Maradiaga destacándose en la lucha por los sectores de los trabajadores y campesinos respectivamente para lograr la dignidad de la persona humana en la búsqueda del bien común.
Respetado auditorio, está muy claro para los que estamos viviendo la actual situación, que la paz no es solo la ausencia de la guerra, hoy día la paz obligadamente tiene que representar empleo, equidad social, educación, salud, garantía y defensa de la soberanía nacional y seguridad ciudadana. Todo esto redundando en lo que modernamente denominamos gobernabilidad democrática.
Expreso lo anterior no con frustración, al contrario, con un ánimo de alcanzar la utopía del desarrollo integral de las y los nicaragüenses. Tenemos vida, tenemos verdad, tenemos filosofía, si tenemos la filosofía Serranista, que nos puede conducir a tiempos mejores.
La obra invaluable de nuestro maestro Alejandro Serrano Caldera es el foro de la nueva historia de Nicaragua, la filosofía serranista nos da la vía de encontrar la unidad en la diversidad, de salir de la bicicleta estacionaria ya bicentenaria.
Nos dice nuestro filósofo Serrano Caldera: “La democracia, que es un sistema de límites al poder, zozobra ante el ejercicio de un poder sin límites, en una sociedad mundial confusa y desorientada, ante el naufragio de valores y la devaluación del mecanismo de regulaciones y controles al sistema financiero.” (LP,20/01/13), con esto nos envía el mensaje de que tenemos que construir un mundo de equilibrio social y no de un corporativismo desproporcionado.
Podemos retornar el espíritu de la filosofía Serranista que desde finales de siglo pasado nos legó el Maestro Alejandro Serrano Caldera con su pensamiento de cultura de paz, con la iniciativa de “la Nicaragua posible”.
Con la evidente situación económica, política y social que nos encontramos tenemos que hacer reflexiones y de estas tejer propuestas con una visión de nación. En este contexto considero pertinente referir lo que acertadamente nos refiere la licenciada Azucena Castillo Barquero, ejemplo de Mujer emprendedora extraordinaria, ex Gerente General de la Asociación de Productores y Exportadores de Nicaragua (APEN) la cual en su momento lideró con esta corriente de avanzada “de que el comercio es un medio para combatir la pobreza”, y nos dice que debemos asumir un nuevo modelo productivo de comercialización para que nuestro país no quede rezagado, subámonos al tren de la revolución agrícola fomentemos la cadena de producción y comercio con un real valor agregado.
Atendiendo este planteamiento de la Licenciada Azucena Castillo la Nicaragua del nuevo milenio tiene que plantearse la necesidad de la transformación de la matriz productiva, es decir tiene que cambiarse a un nuevo modelo productivo de comercialización ya que no se puede seguir dependiendo de una docena de productos básicos sin valor agregado en donde apenas poco más 60 empresas grandes son responsables del 80% de las exportaciones, mientras que más de 1600 medianas y pequeñas empresas respondan apenas por el 20% de las exportaciones.
Hoy día, si todos asumimos una política de nación, tenemos que asumir que en años recientes no resultaron algunas cosas y tenemos que decirlas con valentía que la equidad económica es indispensable. Durante la década recién pasada a varios grupos empresariales les fue muy bien, pero a muchos otros empresarios no, y a la mayoría de los consumidores les fue mal.
Yo en lo personal no me puedo determinar como un político de oposición, sin antes ser un político de proposición.
Señoras y señores cito textualmente lo que dijo el Presidente Daniel Ortega el día 8 de noviembre de este año:
“Reencontrarnos con todos los sectores sociales y económicos, más allá que cada quien tenga su propio pensamiento político su propia ideología, reencontrarnos para el bien de todos, porque está más que demostrado y lo hemos demostrado aquí en Nicaragua, que cuando nos reencontramos todos, aunque nos hemos enfrentado antes, desde la época de Somoza, y que nos enfrentamos en el período de los 80”. Y continuó diciendo el Presidente Ortega: “Al final cuando a partir del año 2007 nos reencontramos, hicimos esa gran unidad de la nación, con diferentes sectores económicos y sensibles del país, entonces, ahí se demostró que la unidad de todos, sin poner condiciones políticas, porque ahí nunca se discutió, nos vamos a unir, pero te vas a volver sandinistas, o te vas a unir y te vas a volver de otro partido político, simplemente era de hablar de temas concretos que son los que le interesan al pueblo nicaragüense: Salud, educación, construcción de carretera, vivienda.” (termino cita)
Esta mañana, ante este sector sensible y determinante para la economía y el desarrollo del país como son ustedes, puedo expresar al presidente Ortega que como miembro de un partido de la oposición le tomo la palabra y con el derecho constitucional en mi carácter de ciudadano le propongo también, un diálogo o conversaciones francas, en dos mesas o comisiones, una de carácter política y otra de carácter económica. La una dependiente de la otra, es decir, no se llega a acuerdos en lo económico si no resuelve lo político y viceversa.
Hermanos nicaragüenses, la palabra es más fuerte que el cañón y solo conversando podemos llegar a la estabilidad y el entendimiento en líneas comunes para lograr superar la situación política culminando en un proceso de sufragio legítimo. Seguimos sosteniendo con firmeza cívica: elecciones de verdad si, elecciones de mentira no. Necesitamos unos sufragios que se celebren en condiciones que lleven al perdedor a reconocer el resultado.
Sin llegar a la demagogia de engañar a las y los ciudadanos, estemos claros que en los procesos electorales democráticos el que gana no lo gana todo y el que pierde no lo pierde todo.
Sí es posible el diálogo, sí es posible la reconciliación, sí es posible la justicia, porque Nicaragua es de todos y porque en Nicaragua debemos quedarnos todos.
La utopía podemos alcanzarla, Su santidad el Papa Francisco, en su Encíclica papal Fratelli Tuti nos dice: ¡qué importante es soñar juntos! […] Solo, se corre el riesgo de tener espejismos, en que ves lo que no hay; los sueños se construyen juntos. Soñemos como una única humanidad, como caminantes de la misma carne humana, como hijos de esta misma tierra que nos cobija a todos, cada uno con la riqueza de su fe o de sus convicciones, cada uno con su propia voz, todos hermanos. (fin de cita) Este regalo del Papa es el regalo al mundo
El diálogo, acuerdo, pacto social o como le queramos llamar, debe ser con legitimidad y pragmatismo. Todo dentro de la constitución y nada fuera de la constitución, la polarización es el enemigo mortal de la sociedad nicaragüense, nos envenena, nos hace creer que podemos suprimir a nuestros adversarios, eliminarlos y prescindir de ellos, craso error.
La solución somos todos, sin exclusión ni descalificaciones como también, sin sometimientos.
Modestamente expresamos estos aspectos para vuestra consideración:
– definir una línea estratégica para encontrar espacios de diálogo y negociación con la primicia de sacar al país de la crisis económica, política y social
– restablecimiento de los derechos civiles en todas sus formas
– Buscar mecanismos para restablecer los referentes máximos de inversión pública y privada
– rescatar la economía de la micro y pequeña empresa incluyendo compartir la transferencia tecnológica, democratización de los créditos bancarios y acompañamiento en su gestión de desarrollo
– El reto de disminuir la exclusión social atendiendo la salud, educación, empleo digno y servicios básicos
– Garantizar la soberanía nacional y la seguridad ciudadana
No es una carta al Niño Dios, es lo básico que observaría la ciudadanía que desea no escuchar los tambores de la guerra si no los claros clarines de la paz.
Unas horas antes de estar acá con ustedes un amigo del Viejo, Chinandega, el polifacético Alfonso Salomón me dijo: dos muertos de un lado y diez muertos del otro suman al fin una docena de tragedia, tenemos la obligación de evitarlo, esto me hizo reflexionar como constructor de la paz.
También mi amigo Ricardo Meléndez me apuntó estos días: O nos quedamos estancados en el bicentenario o empezamos a construir una nueva historia en Nicaragua.
No quisiera despedirme si decir lo siguiente:
“Puedes estar rozando la línea roja, pero siempre piensa primero dos veces antes de cruzarla, puesto que una vez cruzada ya no es roja”. (Fas)
¡Muchas gracias!
Managua, Nicaragua, 28 de noviembre 2020.