El régimen del presidente Daniel Ortega en Nicaragua continúa ejerciendo una fuerte represión contra la Iglesia Católica en el país, según reveló un estudio realizado por la investigadora nicaragüense exiliada, Martha Patricia Molina. En su informe titulado «Nicaragua: ¿Una Iglesia perseguida?», Molina expone las agresiones que la Iglesia ha enfrentado por parte del Gobierno.
El diario nicaragüense La Prensa ha confirmado esta información con fuentes eclesiásticas de la Arquidiócesis de Managua, dirigida por el cardenal Leopoldo Brenes. Hasta el momento, el cardenal no ha realizado declaraciones públicas sobre este tema.
Según La Prensa, se ha dado a conocer el caso del vicario de la parroquia San Francisco de Asís en Managua. Este sacerdote salió de Nicaragua hacia Bolivia para participar en una ordenación sacerdotal, a la cual había sido invitado en ese país andino. Luego, viajó a Miami, Estados Unidos, para visitar a sus familiares. Sin embargo, al intentar regresar a Nicaragua, la aerolínea le notificó que no podía abordar el avión sin darle explicaciones claras.
La Dirección General de Migración y Extranjería de Nicaragua ha prohibido el regreso al país a decenas de nicaragüenses, incluyendo opositores, religiosos, activistas y periodistas, de manera discrecional y sin explicar los motivos. Esta medida ha sido aplicada de forma recurrente por el Gobierno de Ortega en los últimos años.
Según los datos presentados por Martha Patricia Molina, desde abril de 2018, cuando estalló la crisis sociopolítica en Nicaragua, se ha obligado a 77 religiosos a abandonar el país. Entre ellos se encuentra el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio Báez, así como también monjas extranjeras. Además, al menos 40 religiosos han sido expulsados en los últimos cinco años, y otros 17 han optado por el exilio debido a razones de seguridad.
Las tensiones entre el régimen de Ortega y la Iglesia católica se han intensificado en los últimos tiempos, evidenciándose mediante la expulsión y encarcelamiento de sacerdotes, la prohibición de actividades religiosas y la suspensión de relaciones diplomáticas. Incluso el papa Francisco ha calificado al Gobierno sandinista como una «dictadura grosera» durante una entrevista con Infobae, señalando el desequilibrio en la persona que dirige el país centroamericano.
La expulsión, el destierro y el exilio de religiosos, según Martha Patricia Molina, son parte de la persecución sistemática que sufre la Iglesia católica nicaragüense por parte del Gobierno de Daniel Ortega. Estos actos reflejan una situación preocupante en cuanto a los derechos humanos y la libertad religiosa en Nicaragua, y requieren la atención y respuesta de la comunidad internacional.
