El nepotismo reina en el orteguismo. Este enunciado basa en que la familia Campbell Hooker se ha convertido en el eje diplomático de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo en la arena internacional, especialmente en Washington, Estados Unidos.
Ahora la familia Ortega- Murillo no solo cuenta con el matrimonio de Francisco Campbell y Miriam Hooker en Washington como embajador de Nicaragua, y ella como encargada de negocios en ese país, si no que ahora el hijo de ambos, Michael René Campbell Hooker ostenta un alto cargo.
A este funcionario de la dictadura se le vio el miércoles en la sesión de la Organización de Estados Americano (OEA), y es que debutó siendo el delegado de Ortega. Fue designado oficialmente como Embajador Extraordinario y Plenipotenciario ante el organismo regional el pasado 18 de octubre.
Aunque sea debutante en ese cargo, la nueva ficha de Ortega no es ignorante en materia diplomática. Tiene una carrera “de herencia familiar” que con el sandinismo ha tenido un meteórico ascenso a las más altas misiones del servicio exterior.
Campbell Hooker, recientemente fue nombrado ministro asesor del Presidente de la república para las relaciones internacionales y con el Gran Caribe y antes le fue confiado el cargo de embajador de Nicaragua en Nueva Delhi, India. Según registros en documentos oficiales, uno de sus primeros cargos de relevancia fue el de Embajador en Misión Especial de Nicaragua, en el año 2019.

“La Embajada de Campbell”
Una fuente diplomática nicaragüense, que prefirió omitir su nombre, dijo a Portavoz Ciudadano que “nunca, en ningún gobierno, han trabajado la esposa del Embajador y dos de sus hijos en la misma embajada”. «Esto es nepotismo degradado a la última expresión».
“Es decir el esposo es el jefe de la esposa y de los hijos. Ahora que pusieron al hijo como embajador ya no. Esto se presta a conflicto de intereses y hasta corrupción”, dijo la fuente.
Manifestó que lo complejo de que una familia gobierne en una embajada, es que «no existe un chequeo de la calidad del trabajo». “Eso no sucede en otras embajadas, es muy raro, creo que nos deben ver cómo saliendo de la jungla», puntualizó el experto consultado, que reside en Estados Unidos.
Concluyó asegurando que con este nepotismo «la imagen que proyecta Nicaragua con ese nepotismo es muy mala».