La corrida bancaria en Estados Unidos está afectando a los bancos regionales de manera significativa. En la apertura del mercado el pasado lunes, los 20 bancos regionales más importantes del país sufrieron una caída bursátil sin precedentes, con caídas que oscilaron desde el -6% hasta el -82% en el valor diario de los títulos negociados.
Este fenómeno se debe a la fuga de depósitos desde las entidades bancarias hacia los activos financieros con retornos más altos, lo cual constituye el eje de la corrida y es un efecto natural por el endurecimiento monetario que lleva a cabo la FED. El colapso del Silicon Valley bank, que no ha sido un hecho aislado, sino que ha repercutido caóticamente sobre el resto del sistema financiero en temor a mayores problemas de iliquidez, ha sido el origen de esta corrida.
Ante la suba de la tasa de política monetaria por parte de la Reserva Federal, el retorno de los activos financieros se ha visto notoriamente más atractivo para los ahorristas en contraposición al atesoramiento de dinero en cajas de ahorro, que no abonan intereses suficientes como para compensar una inflación interanual del 6,4%.
La FED de Jerome Powell enfrenta una difícil disyuntiva. La inflación no solo está lejos de converger al rango objetivo, sino que su baja resultó mucho más tenue y paulatina de lo que estaba previsto. En vista a la corrida bancaria y la evidente reversión en la curva de bonos, las probabilidades de una recesión abierta se disparan.
Los analistas de BlackRock esperaban que la tasa de interés de corto plazo se estabilizara en el 6% anual para fin de año, pero en vista a los más recientes acontecimientos los mercados operan en plena incertidumbre y ni la Reserva Federal ni la Casa Blanca pueden elucubrar una respuesta que los tranquilice.
La situación es especialmente delicada porque la corrida bancaria amenaza con reproducir un episodio traumático similar a la Gran Recesión de 2008. Es la primera vez desde aquel entonces que hay una fuerte caída en Wall Street sin que haya pandemia. La Western Alliance Bancorporation, el banco regional de Arizona y el 13avo banco más grande del país, sufrió el peor impacto, y su valor bursátil cayó violentamente hasta un 82,47% en las primeras horas de la apertura.
El shock fue secundado por la caída de otros bancos regionales importantes, como el First Republic Bank, Comerica bank, KeyCorp, Fifth Third Bank, First Horizon Bank, Trust Financial Corporation, Huntington Bank, Webster Financial, Frost Bankers, US Bancorp y PNC Financial Services, entre otros.
El próximo paso para la culminación de la corrida bancaria es el efecto que tendrá esta crisis sobre los bancos más importantes en todo el país y la economía mundial, entre ellos JP Morgan, el Bank of America y Wells Fargo.
En conclusión, la situación en Estados Unidos es crítica y es necesaria una respuesta rápida y efectiva por parte de las autoridades económicas y monetarias del país para evitar que la corrida bancaria se propague aún más y cause una recesion.