El Instituto Nacional de Migración de México (INM) confirmó que al menos 39 personas murieron y 29 resultaron heridas en un incendio que tuvo lugar en su centro de detención en Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos. El siniestro ocurrió poco antes de las 10 de la noche del lunes, en las instalaciones que el INM tiene en el puente internacional Stanton-Lerdo.
Según las autoridades, 68 hombres «mayores de edad» y «originarios de Centro y Sudamérica» se encontraban en el centro en el momento del incendio. La «Estancia Provisional de Ciudad Juárez» es un centro utilizado por las autoridades mexicanas para albergar a los migrantes que intentan cruzar ilegalmente y que son candidatos a ser deportados.
El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, informó en su rueda de prensa matutina que el siniestro se originó durante una protesta de los migrantes, quienes se habrían enterado de que iban a ser deportados. Los migrantes iniciaron una protesta y prendieron fuego a las colchonetas en la puerta del albergue, lo que desató el incendio que terminó en esta «terrible desgracia», explicó el mandatario.
Las investigaciones sobre el origen del fuego aún no han determinado las causas exactas, aunque varios testigos aseguraron a medios locales que se inició en el área donde estaban los migrantes masculinos retenidos. Se sospecha que el fuego habría sido iniciado por los propios migrantes.
La autoridad migratoria ha manifestado su enérgico rechazo a «los actos que derivaron en esta tragedia» y ha informado que los migrantes que sobrevivieron al incendio fueron trasladados a cuatro hospitales de la zona para atender las heridas que sufrieron. Sin embargo, se admitió que el estado de algunos es «delicado-grave».
Los bomberos, servicios de emergencia y efectivos de la Guardia Nacional se movilizaron para sofocar las llamas y atender a las víctimas. Hasta el lugar del siniestro se han acercado familiares de las víctimas, en su mayoría centroamericanos y algunos venezolanos, quienes han expresado su indignación por la falta de información por parte de las autoridades.
Vinagly Infante, una migrante venezolana, se encontraba a las puertas del recinto desesperada por saber de la suerte de su esposo, quien permanecía recluido allí. «Se lo llevaron en una ambulancia, pero los funcionarios no nos dicen nada. Nuestros familiares pueden estar muertos y no nos informan», denunció. La mujer criticó la actuación de las autoridades, ya que su esposo sobrevivió gracias a que se roció agua y se resguardó contra la puerta de la celda donde se encontraba.
La comunidad internacional ha expresado su consternación y ha manifestado su solidaridad con las víctimas y sus familiares. Se espera que las investigaciones continúen para determinar las causas exactas del incendio y se tomen medidas para evitar que se repita una tragedia similar.