En los últimos años, el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Sinaloa han demostrado una capacidad impresionante para extender su alcance más allá de las fronteras de México. Según un informe reciente del Departamento de Justicia, ambas organizaciones criminales han consolidado una fuerte presencia en diversas ciudades de Estados Unidos.
El documento, presentado por George Papadopoulos, administrador adjunto de la Administración para el Control de Drogas (DEA), detalla las ciudades estadounidenses en las que operan estos cárteles, revelando cómo han establecido centros de distribución en puntos estratégicos del país vecino del norte.
En el caso del Cártel de Sinaloa, los datos arrojan que cuentan con centros de distribución de sustancias ilícitas en ciudades como Phoenix, Los Ángeles, Denver y Chicago. Estos lugares sirven como puntos de entrada para el fentanilo, cocaína, heroína y metanfetamina, que son introducidos a territorio estadounidense a través de la frontera con México. De manera específica, Texas, California, Arizona y Nuevo México son los estados que han sido destacados como puntos clave para el Cártel de Sinaloa en su intento por posicionar sus sustancias ilegales fuera de México.
El informe también hace hincapié en una facción conocida como «Los Chapitos», liderada por los hijos de Joaquín Guzmán Loera, más conocido como «El Chapo». Esta facción es señalada por las autoridades estadounidenses como la responsable de introducir la mayor cantidad de fentanilo a Estados Unidos, lo que ha llevado a la publicación de diversas acusaciones en contra de personas vinculadas con el Cártel de Sinaloa.
Por otro lado, el CJNG también ha logrado consolidar su presencia en tierras estadounidenses. La organización criminal liderada por «El Mencho» cuenta con centros de distribución en ciudades como Los Ángeles, Seattle, Charlotte, Chicago y Atlanta. Es importante mencionar que el CJNG es la única organización criminal que ha logrado expandirse en todos los continentes, excepto la Antártida, lo que ilustra la magnitud de su alcance global.
Además, el informe destaca los corredores que el CJNG ha establecido a lo largo de la frontera suroeste, incluyendo ciudades mexicanas como Tijuana, Mexicali, Ciudad Juárez, Matamoros y Nuevo Laredo. Estos corredores se han convertido en rutas estratégicas para el tráfico de drogas hacia Estados Unidos.
Este no es el primer informe que alerta sobre la presencia de cárteles mexicanos en territorio estadounidense. En el 2020, la DEA ya había identificado la operación de otros grupos del crimen organizado en Estados Unidos, como el Cártel del Noreste, el Cártel del Golfo, la Familia Michoacana, Los Beltrán Leyva y el Cártel de Tijuana.
Todos estos grupos han estado involucrados en diversas actividades de contrabando de drogas, utilizando diversas tácticas para evadir la vigilancia de las autoridades. Desde el uso de vehículos comerciales o de pasajeros para el transporte de sustancias ilegales hasta el empleo de túneles que cruzan la frontera y conducen a casas de seguridad al otro lado, así como el uso de trenes de carga y embarcaciones marítimas clandestinas, e incluso aviones ultraligeros o drones.
A pesar de la diversidad de grupos criminales, el informe destaca que el CJNG y el Cártel de Sinaloa se han consolidado como las principales organizaciones enfocadas en el tráfico de sustancias ilícitas. Sus operaciones no solo se han expandido por Estados Unidos, sino también a más de 100 países, lo que evidencia el impacto global de su actividad delictiva.
En conclusión, el informe del Departamento de Justicia arroja luz sobre la complejidad y magnitud de la presencia de los cárteles mexicanos en Estados Unidos. La lucha contra el tráfico de drogas y el crimen organizado en ambos países sigue siendo un desafío constante que requiere una cooperación continua y efectiva entre las autoridades para enfrentar esta sombra que se extiende más allá de las fronteras.