En economía hay un concepto importante: “El costo de oportunidad”, término que también se aplica a la política o a la gestión pública de una sociedad.
En Nicaragua con la crisis política económica de abril/18, el régimen y sus fanáticos hicieron uso de ella, misma que hoy aplican para enfrentar
la pandemia del COVID-19.
Explico: para lo acontecido en abril, aplicaron la represión de manera brutal e indiscriminada hasta llegar al pico de la curva para luego aplanar la crisis y administrar la represión selectiva. Esperando que las condiciones internas y externas les permitieran una gestión de la crisis favorable a sus intereses. Todo eso acompañado de su narrativa y pedagogía política que ya conocemos, tratando de mantener a sus fanáticos y contrarrestar el odio popular.
Para los sucesos de abril 2018, de alguna manera, -no profundizaré en detalles -, parecía que lo había logrado, el cansancio popular, la dinámica lenta de la reacción de la comunidad internacional, el inicio de un repunte del turismo, la industria más dinámica de normalización, daba una falsa sensación de éxito de su estrategia. Pero el odio sigue latente, y se fortaleció con el golpe de mano inesperado de las sanciones norteamericanas que incluyen a la policía. Eso energizó los ánimos en la oposición de todos los colores.
Ahora en el 2020, aparece un soldado inesperado que le da un giro de 180 grados al mundo y al país, el COVID-19. Nuevamente el gobierno aplica el concepto de “costo de oportunidad” y muy seguro estoy que el régimen y sus fanáticos locales, se arrepentirán por el resto de sus vidas, por el mal manejo de la pandemia en nuestro país.
El régimen tuvo la oportunidad en sus manos de levantar su debilitada defensa con una gestión responsable, abierta, transparente y verdaderamente compartida con la población, para evitar un cuadro dantesco que viviremos a futuro, eso le hubiera posicionado mejor en la población, pero tal como se ha manejado, demuestra que no queda un mínimo de humanidad, no sólo en la familia dinástica sino en los fanáticos locales quienes están más de cerca con la población, me refiero a: alcaldes, concejales, ministros, personal de salud, ejército, policía, etcétera.
Gestionar esta crisis sanitaria y letal con el modelo de dejar que se resuelva sola y luego que la curva se aplane, inventar una narrativa heroica y sabía, de la genialidad del compañero y la compañera, no les funcionará.
Aquí se está escribiendo el capítulo final de una oprobiosa e inhumana dictadura. Lástima por los que mueran con ella.
Roberto Moreno Gacía, Abogado Municipalista Costeño
