De forma altanera y con poca diplomacia, la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo arremetió contra el embajador de Estados Unidos en Nicaragua, Kevin Sullivan, exigiéndole el «cese a sus ataques encubiertos, sus hipócritas salutaciones, disfrazadas de una cortesía diplomática que abandonó hace tiempo, y que más bien ha sido, y es, ejemplo de la continua, perversa y detestable injerencia invasora de los Estados Unidos en Nicaragua”.
En documento emitido la noche de este lunes por el Ministerio de Relaciones Exteriores, las autoridades nicaragüenses invitan al embajador a abstenerse de seguir violentando la “Concordia Nacional” y esperan renuncie a “imponer su vulgar rastrera, aberrante, insolente, innoble, abominable y decadente política Yanqui que declaramos una vez más nada grata para los nicaragüenses”.
La dictadura también llamó a Sullivan a tener “una conducta respetuosa y responsable en el contexto de la Convención de Viena, que todos los estados están obligados a observar y cumplir”.
Denuncia que las intervenciones del Gobierno norteamericano son “abusivas y criminales”, y en particular Sullivan continúa con su intromisión en asuntos propios de Nicaragua.
“El señor Sullivan se expresa continuamente, de manera directa e indirecta, en detrimento de nuestras decisiones institucionales y de nuestras políticas nacionales independiente, que no es la Colonia de nadie”, se lee en el escrito.
Y por si fuera poco, el régimen agregó que el embajador norteamericano “pretende desconocer” la ilegitimidad de la administración sandinista como Estado.
Este mensaje se emite luego de las fuertes declaraciones de la congresista María Elvira Salazar, quien advirtió este lunes sobre posibles sanciones económicas fuertes contra Ortega y sus aduladores, a quienes consideró «sátrapas y sanguinarios».
