La desdolarización, entendida como una disminución del papel del dólar en la economía mundial, ha sido un tema recurrente desde la crisis financiera del 2008. Incluso en el año 2000, Sadam Husein había pasado a euros todas sus transacciones en dólares, lo que fue un factor determinante de la invasión estadounidense a Irak. En 2011, el gobierno de Libia fue derrocado por una alianza liderada por los Estados Unidos, después de que Gadafi promoviera el abandono del dólar y el euro y el uso del dinar como moneda para las transacciones petroleras, además de proponer la unión monetaria panafricana.
Con la guerra en Ucrania y las sanciones del Occidente otanista a Rusia, el tema ha vuelto a resurgir con fuerza. Nuevos movimientos políticos y económicos lo han puesto en el centro del debate. En marzo de 2023, Brasil y China suscribieron un acuerdo para hacer sus intercambios sin pasar por el dólar, intercambio que asciende a 150.000 millones de dólares, lo que es de innegable importancia, ya que China es el principal socio comercial de Brasil y la principal economía de América Latina.
China y Rusia hacen sus transacciones en yuanes. Irán, Venezuela y los países del Golfo también venden petróleo en esta moneda. China importa el 25% de la producción saudita de petróleo. La empresa petrolera estatal de China, CNOOC, y la compañía francesa Total Energies, completaron la primera compra en yuanes de 65.000 toneladas de gas licuado. Los Emiratos Árabes Unidos están contemplando la posibilidad de unirse a 18 países que acordaron comerciar en rupias indias, con la idea de renunciar al dólar como modo de transacción transfronteriza.
Entre los bancos centrales de Rusia e Irán se firmó un acuerdo por el cual 52 bancos iraníes se conectarán con 106 bancos rusos. El uso del rublo y el rial supera el 60% del comercio entre los dos países, lo cual evita las sanciones occidentales y resuelve problemas del comercio entre ambos. Sus bancos centrales trabajan en la perspectiva de establecer una moneda común para el comercio, sustituyendo al dólar.
Los BRICS (Brasil, Rusia, China, India y Suráfrica) han comenzado a usar sus monedas locales para el comercio y anunciaron el lanzamiento de una nueva moneda común para agosto. A este bloque han solicitado vincularse Irán y Argentina, y se han acercado Arabia Saudita, Egipto y Turquía, entre otros. Los BRICS contribuyeron con el 31,5% del PIB global, mientras que el G7 proporcionó el 30,7%.
Durante una reunión oficial de los ministros de finanzas y gobernadores de bancos centrales de las naciones del ASEAN (Brunei Darussalam, Camboya, Indonesia, Laos, Malasia, Myanmar, Filipinas, Singapur, Tailandia y Vietnam), se discutió la posibilidad de usar monedas locales en las transacciones comerciales dentro del bloque. Además, la Unión Africana ha propuesto la creación de una moneda única para todo el continente, en un intento de reducir su dependencia del dólar y del euro.
La desdolarización representa una tendencia importante en la economía mundial, impulsada por factores políticos y económicos. La creciente utilización de monedas alternativas al dólar en las transacciones internacionales afecta la posición del dólar como moneda de reserva mundial y como medio de intercambio en los mercados internacionales. La disminución del papel del dólar en la economía mundial podría tener consecuencias significativas para los Estados Unidos y para la economía global en general.