El periódico The Washington Post ha revelado recientemente que el presidente de Egipto, Abdelfatá al Sisi, mandó fabricar cerca de 40.000 misiles para enviarlos a Rusia en el marco de la guerra contra Ucrania. Estos hechos han sido descubiertos en la filtración de documentos clasificados de los Servicios de Inteligencia estadounidenses. Según algunos de estos documentos filtrados, se revelan presuntas conversaciones entre el presidente egipcio y altos funcionarios de su Ejército, a los que pide que mantengan la producción y el envío de armamento en secreto «para evitar problemas con Occidente», ya que Egipto es un estrecho aliado de Estados Unidos en Oriente Medio.
En los documentos, el presidente egipcio habla con alguien llamado Salah al Din, que sugiere que los empleados trabajarán horas extras si es necesario, ya que «es lo mínimo que podríamos hacer por la ayuda anterior de Rusia». El militar también habría alegado que «los rusos comprarán lo que sea» en materia de armas y municiones.
El embajador Ahmed Abu Zeid, portavoz del Ministerio de Exteriores egipcio, ha respondido a las preguntas del periódico estadounidense alegando que «la posición de Egipto desde el principio es de no intervención (…) para mantener una igual distancia con ambos bandos». Por otro lado, un oficial estadounidense consultado por el medio, ha explicado -en calidad de fuente anónima- que su país no tiene constancia de que estos planes de suministro armamentístico se llegaran a cumplir.
La filtración de estos documentos ha supuesto «un riesgo muy grave para la seguridad nacional», según el Departamento de Defensa de Estados Unidos, que todavía no ha comentado sobre las informaciones del periódico estadounidense.
Los documentos filtrados detallan la evaluación estadounidense de la guerra en Ucrania e incluyen planes para reforzar al Ejército ucraniano con vistas a una contraofensiva, así como datos sobre el estado de las fuerzas rusas. Además, incluyen material sensible sobre Canadá, China, Israel o Corea del Sur. La filtración de documentos clasificados ha sembrado la desconfianza entre EE.UU. y sus aliados, y ha puesto en riesgo la seguridad nacional.