
Desde hace algunos días pequeños comerciantes de frutas y verduras, se han tomado otra de las calles aledañas al mercado central de Chinandega. Desde muy tempranas horas, el pasado martes sin permiso alguno, se ubican a ambos extremos de la calle ubicada de tiendas La Curacao, una cuadra y media al este.
Vecinos del lugar, los principales perjudicados, manifestaron a este medio que necesitan una respuesta de las autoridades municipales, porque no van a permitir que los vendedores les quiten la tranquilidad en sus hogares.
La familia Izaguirre, forma parte de los afectados. «Abrí mi puerta a las 6 de la mañana y me llevé tremendo susto al ver las panas frente a la puerta, ideay, ni salir de mi casa voy a poder», dijo un familiar.
Enrique Miranda, es también otro perjudicado, él tiene un pequeño negocio en su casa de habitación y ha quedado sin el debido acceso a su vivienda.
«Hace unos meses a mi anciana madre la tuve que trasladar en ambulancia de emergencia y la unidad no pudo ingresar. Aquí han tratado de ordenar, pero las personas no respetan el derecho de nosotros. Vienen camionetas y se parquean todo el día», relató el afectado.
«Nosotros entendemos su necesidad de vender para sobrevivir, pero que lo hagan sin perjudicarnos», sostuvo Enrique.
Para mayo del 2021, la intendencia del Mercado Central llegó a un acuerdo con los primeros vendedores que se apostaron en la parada de rutas que existe en este lugar, en esa ocasión se aprobó respetar cierta distancia de la calle para que los vehículos y rutas pudieran circular, pero semanas más tarde la negociación quedó en el olvido.
Calle peligra quedar intransitable
Son 200 metros de este sector del mercado, que de seguir así, en un corto tiempo quedarán intransitables.
«Aquí en la esquina del FDL, es un tormento para nosotros, ya hasta hemos dañado panas porque están en la pasada y solo en esta cuadra, nos llevamos casi 10 minutos demoramos», relató un conductor de ruta, quien prefirió el anonimato.

Sumado a esto, en el lugar se pudo constatar vehículos de Carazo que llegan a este sector del mercado para ofertar atados de dulce y otros productos.
Los habitantes esperan que sus aceras no sean tomadas como ha sucedido en la mayoría de los alrededores del mercado central.