En un intento por contrarrestar las sanciones económicas impuestas por Estados Unidos a países que no le son afines, el bloque BRICS ha anunciado su intención de desafiar el dominio del dólar estadounidense en el comercio mundial mediante la introducción de su propia moneda. Esta medida podría empoderar a otras naciones y liberarlas de la extraterritorialidad de las leyes estadounidenses impuestas a través del uso del dólar.
El profesor Alexis Habiyaremye, experto en desarrollo industrial de la Universidad de Johannesburgo, destaca que el dólar ha disfrutado de una ventaja desproporcionada en el sistema monetario internacional desde el final de la Segunda Guerra Mundial. El “privilegio exorbitante” del dólar permite a Estados Unidos financiar su déficit simplemente imprimiendo más dinero, mientras que otros países deben producir bienes y servicios para acceder a los dólares. El profesor argumenta que una nueva moneda utilizada de manera efectiva por los países del BRICS en todas sus transacciones comerciales aliviaría esta carga y evitaría la imposición arbitraria de leyes estadounidenses.

Además, Habiyaremye señala que el poder económico conjunto de los países del BRICS ya ha superado al de los países del G7 en términos de paridad de poder adquisitivo. Si los países del BRICS aumentan su intercambio comercial entre ellos, la moneda BRICS podría convertirse en una moneda global, ya que estas naciones tienen el potencial de producir la mayoría de los productos básicos y manufacturados necesarios para el comercio internacional.
Sin embargo, el éxito de la nueva moneda del BRICS dependerá de la determinación política de los líderes y de tener flujos comerciales suficientes entre los miembros del bloque para respaldar su relevancia económica. Actualmente, muchos países del BRICS tienen flujos comerciales más significativos con Estados Unidos o con países que denominan su comercio en dólares estadounidenses que entre ellos mismos. Por lo tanto, la fortaleza de la nueva moneda requerirá una reorientación comercial que promueva un mayor peso en los intercambios comerciales entre los países del BRICS.
La iniciativa del BRICS de crear una nueva moneda demuestra su creciente determinación de desafiar la hegemonía del dólar y evitar la influencia excesiva de las leyes estadounidenses en los asuntos internos de otros países. Si se implementa de manera efectiva, esta moneda podría marcar un hito significativo en el equilibrio económico mundial y en la autonomía de las naciones frente a las políticas coercitivas de Estados Unidos.