El pasado 5 de abril, Bonnie Gooch, una anciana de 78 años, fue arrestada y acusada de robo o intento de robo a una institución financiera. Según los informes de los fiscales, Gooch entró en la sucursal del Goppert Financial Bank en Kansas City, usando una máscara N95 negra, gafas de sol negras y guantes de plástico. Allí le pasó una nota al cajero exigiéndole miles de dólares en efectivo. Antes de marcharse llevándose el botín, entregó otra nota que decía: «Gracias, lo siento, no quise asustarte».
Los policías que respondieron a la llamada de «robo en curso» llegaron a la escena poco después y encontraron a Gooch en su coche, con un fuerte olor a alcohol y billetes tirados por el suelo del vehículo. La anciana fue arrestada y llevada a la cárcel, donde se le impuso una fianza de US$25.000.
Este no es el primer encuentro de Gooch con la ley. La anciana ya tiene dos condenas anteriores por robo, una en California en 1977 y otra por un robo bancario en 2020. En este último, al parecer le entregó al cajero una tarjeta de cumpleaños que decía «esto es un robo». Su libertad condicional por este último delito terminó en noviembre de 2021.
El jefe de policía de Pleasant Hill, Tommy Wright, dijo que Gooch no tenía «enfermedades diagnosticadas», pero que, debido a su edad, el departamento estaba haciendo un esfuerzo por tratar de determinar si algún factor de salud subyacente pudo haber contribuido al incidente.
La noticia ha generado sorpresa y curiosidad en la comunidad local, especialmente por la edad de la anciana y su historial delictivo. Algunos se preguntan cómo una persona de su edad pudo llevar a cabo un robo en un banco y otros cuestionan si Gooch necesitaba ayuda o asistencia para evitar cometer este tipo de delitos.
El caso de Bonnie Gooch es un ejemplo más de cómo la delincuencia no discrimina por edad y cómo es importante que se investiguen los factores subyacentes que pueden llevar a una persona a cometer un delito, independientemente de su edad.