Como si se tratase de una jugada maestra. El empresario César Zamora, considerado aliado de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo, asumió la presidencia del Consejo Superior de la Empresa Privada (Cosep) tras la detención del presidente y vicepresidente Michael Healy y Álvaro Vargas.
El empresario energético asume la dirección del Cosep debido a que en el mes de septiembre fue electo segundo vicepresidente de esta organización gremial, solo por detrás de Healy y Vargas. Según los estatutos, debe cubrir la vacante, lo que se resume en una posibilidad abierta para que la dictadura negocie con el sector privado.
Los dirigentes capturados son acusados por los delitos de «lavado de dinero, bienes y activos», y «realizar actos que menoscaban la integridad, soberanía e independencia, y pedir intervención militar», lo que se resume en «traición a la patria».
De manera rápida, se les realizó audiencia especial de ampliación, imponiéndoles 90 días de detención e investigación. Se presume están encarcelados en la Dirección de Auxilio Judicial, conocida como «el nuevo chipote».
Zamora ha sido una de las figuras más polémicas dentro de Cosep. Durante la gestión de José Adán Aguerri (2007- 2020), uno de los periodos más largos desde la creación de la cúpula, Zamora fue uno de los mayores defensores y promotores del modelo de diálogo y consenso con la dictadura de Daniel Ortega, que dio cierta cuota de poder al sector privado agremiado en esa organización a medida que destruía las bases de la institucionalidad.
En el 2016, Zamora aseguraba que el esquema de diálogo que mantenían con las autoridades, «ha ayudado a que en el país haya crecimiento económico, mayores niveles de inversión y mejor calidad de empleo”, según recogen los propios archivos de Cosep.
