La Iglesia católica en Nicaragua está clara que la decisión de la dictadura de Daniel Ortega y Rosario Murillo de mantener bloqueada la actividad social y pastoral de Cáritas de Nicaragua, es una posición política del régimen por la defensa que los obispos y sacerdotes han mantenido a los derechos humanos en el contexto de la represión gubernamental que se recrudeció en el 2018, con la revolución cívica de abril.
«Nosotros estamos muy claros que detrás de esa acción del gobierno contra Cáritas Nicaragua es político. Es mas que obvio», expresó la fuente episcopal que prefiere el anonimato.
De acuerdo a la fuente, Cáritas Nicaragua siempre cumplió con los requisitos de ley en todas sus gestiones, tanto de operación administrativa, como en el caso de las donaciones que nos llegaban del extranjero. Sencillamente cerrar Cáritas, es una decisión política por estar al lado de las demandas del pueblo. Eso lo sabemos», insiste la persona eclesial.
«Nadie es tan pobre que no tenga nada que dar». Es la frase que está en la entrada a las bodegas de Cáritas de Nicaragua, en Managua. El portón de la inmensa bodega está bajo candados, desde que el régimen de Daniel Ortega, hace más de dos años mantiene una censura a las donaciones que esa institución caritativa recibe del extranjero y que la iglesia católica usaba para beneficio de los sectores más empobrecidos del país.
Desde el 2018, el régimen de Daniel Ortega y Rosario Murillo, por medio del Ministerio de Gobernación (Migob) no han querido actualizar los documentos contables de esa institución caritativa, lo cual no les permite recibir las donaciones del extranjero. El gobierno de Ortega tiene años de venir reteniendo las donaciones a Cáritas de Nicaragua, como una forma de reprimir su labor caritativa, ante la posición de los obispos de estar al lado de las demandas de la ciudadanía en Nicaragua que pide libertad y democracia.
La fuente de la Iglesia católica aseguró al diario digital Portavoz Ciudadano que el gobierno a través del Migob «está pidiendo documentación antigua, una documentación que ellos mismos poseen dado que Caritas todo lo hace transparente y apegado a ley».
Cáritas de Nicaragua, es la Pastoral Social de la iglesia católica en Nicaragua y tiene 64 años de realizar una labor caritativa y evangelizadora con acciones, sobre todo, dirigida a los sectores mas vulnerables del país.
Ortega le declaró guerra a la Iglesia católica
El 19 de julio de 2018, en plena crisis socio política y en plaza pública, el dictador, Daniel Ortega, dirigiéndose a sus fanáticos, dijo que los obispos habían sido parte de un golpe de estado, según el dirigente del régimen, pero sin presentar pruebas que respalden sus delicados señalamientos.
Ortega se atrevió a decir también que la iglesia católica ocupaba las parroquias para almacenar armas y torturar, durante las protestas cívicas de los ciudadanos. Los obispos han rechazado los señalamientos de Ortega.
A la Iglesia católica también le preocupa el silencio en el que ha estado el régimen de Daniel Ortega, sobre su decisión de mantener bloqueada la labor humanitaria que realizan desde la fundación de esa Pastoral Caritativa.
Las donaciones que recibía Cáritas de Nicaragua llegaban procedente de Estados Unidos, Canadá, Alemania, entre otros países que enviaban alimentos, medicina, sillas de rueda, bastones, camas de hospital, entre otras cosas que la institución hacía llegar a los sectores más vulnerables, incluso a dispensarios parroquiales.
Hasta los hospitales del Estado recibían algunas de estas donaciones que ahora no pueden entrar al país hasta que el régimen decida quitar ese candado a la institución caritativa al validar su documentación contable de operatividad.
Mientras el régimen continúa bloqueando la labor caritativa de Caritas de Nicaragua, el dictador Ortega y Murillo, profundizan cada vez más fuerte sus ataques y diferencias contra la iglesia católica, sus obispos y sacerdotes.
«Hay gente que se disfraza de pastores, se disfrazan de personas de bien, cuando en realidad, dentro del corazón viven una infinita desgracia que es la carencia de amor, la incapacidad para amar al prójimo (…) Sin ningún pudor, sin ninguna expresión de pena, de desvergüenza levantan la voz cuando no tienen ningún derecho de alzar la voz, después de todo lo que han hecho en este país y todo lo que hicieron, pretendiendo destruirnos desde el odio y bendiciendo al terrorismo criminal», fueron las palabras de odio e insulto de Murillo, recientemente, en un claro ataque en contra de los obispos.
